Según
dicen, la navidad de antaño era distinta. Mis bisabuelos me relataban los
relatos que a la vez les habían contado sus abuelos. Decían que la gente tenía
pinos de plástico decorados, y que algunas familias incluso tenían árboles
reales. No como ahora, que la gente simplemente utiliza simulaciones virtuales
tridimensionales para ocupar el lugar de los viejos pinos. Decían que los niños
creían en la magia de la navidad. Ahora, simplemente esperan que sus padres les
compren el último modelo de patineta voladora, para así salir a presumir a sus
amigos. También me contaban que ellos solían decorar la casa, y que no existían
robots que lo hicieran todo por nosotros como ahora.
Hoy, 24 de
Diciembre del año 3000, me encuentro sentado en el sillón de mi casa junto al
árbol virtual, esperando que mis nietos decidan dejar un momento los juegos de
realidad virtual para así poder contarles los relatos que una vez había estado
escuchando yo mismo.
-
Abuelo,
dejá de inventar historias – me dijo uno de ellos, el mayor, luego de que les
contara la historia que tanto quería contarles.
Los niños
ya ni siquiera creen que lo que les digo sea real. Salimos a cenar al patio –
costumbre que se mantiene en mi familia desde siempre – para así ver los
viejos, pero nunca pasados de moda, fuegos artificiales. Rodolfo, el perro-bot
que tenemos los ladra, ignorando que puedan significar algún peligro para él,
al contrario de como lo hacían los perros reales. Un drone camuflado cono Papá
Noel, pasa volando y se para encima de nuestra mesa. Los niño, se ponen
felices, pues eso significaba que ya podían abrir los regalos. Ya es la
navidad.
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